Amor y muerte en el cine del gran Zulawski
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A veces me despierto pensando en sitios a los que nunca he de volver. Verbigracia, el puerto de Denia en las madrugadas del tres de agosto, después de conducir durante toda la noche, esperando para coger el barco que habría de llevarnos a Cristina y a mí Formentera. En otras ocasiones me levanto evocando películas cuyo recuerdo, aún entre sueños, ha comenzado a obsesionarme. Como casi siempre atesoro el título en cuestión, ese mismo día doy cuenta de él con la avidez debida. Lo importante es amar (1975), la obra maestra de Andrzej Zulawski, es una de esas cintas.
La vi por primera vez en el verano de 1984, en una reposición de la que fue objeto en el cine Bellas Artes, para deleite de la cinefilia madrileña. Ya había descubierto al gran Zulawski, siempre tan dado a los amores tumultuosos en La posesión, estrenada en los Cines Luna en el 81. Y, ya en el año 87, en esas mismas salas precisamente, conocí a Zulawski. Es decir, a modo de saludo, intercambié con él una sonrisa. Yo entonces trabajaba en el gabinete de prensa del IMAGFIC, que organizaba allí las proyecciones, y un día, el gran Zulawski entró en nuestro despacho. Visitaba Madrid en calidad de invitado especial de aquel festival ya que no presentaba en él ninguna película. Le acompañaba su mujer de aquellos días, la maravillosa actriz Sophie Marceau. Las sonrisas, que también intercambié con ella a modo de saludo, cuentan entre los grandes placeres que me ha proporcionado la cinefilia. Aquella noche escribí por primera vez sobre el gran Zulawski.
Con todo, no llegué a ver ninguna de sus colaboraciones con la bella Sophie. Entre otras cosas porque la cartelera española, ya empecinada en la manida comedia romántica estadounidense, se cerró por completo a esos amores convulsos que son la piedra angular del discurso de Zulawski. Así las cosas, los siete títulos que el maestro rodó entre La mujer pública (1984) y La fidelidad (2000), su despedida, permanecen inéditos en la pantalla comercial española. De modo que mi experiencia con la filmografía de este otro gran realizador polaco afincado en Francia, además de a los ya citados, se reduce a La mujer pública (1984).
Eso era lo que había cuando en 1998, al grabar Lo importante es amar, volví a verla con el agrado que siempre vuelvo sobre los filmes de los que guardo un buen recuerdo. Pero ha sido ahora, con este tercer visionado ya monomaniático de hace apenas diez días, cuando he reparado en toda la gravedad que entraña esta obra maestra, una hondura que la eleva por encima de todas esas comedias románticas sobre las trivialidades de la niña bonita de turno que impone Hollywood a nuestra cartelera. Más aún, la profundidad de Lo importante es amar la eleva por encima del casi siempre liviano y adocenado cine comercial de nuestros días.
Cualquier lector asiduo de estos apuntes sabe que no estimo el cine grave por el mero hecho de serlo. Aprecio mucho más un buen giallo de Umberto Lenzi que al bueno de Ingmar Bergman con toda su gravedad luterana. Ahora bien, si el cine grave y lento me conmueve, como es el caso de la incomunicabilitá del gran Michelangelo Antonioni, lo prefiero mil veces a ese ritmo sincopado en el que la maldita acción y los abominables efectos especiales suplen las carencias de un buen argumento. Es decir, lo común en la pantalla comercial de nuestros días. La cosa es bien sencilla, el cine me interesa mucho más que la vida y el cine grave y lento, al requerir más atención para su visionado, satisface en mayor medida mi quimera: ese deseo insaciable de ver películas.
Elevo ahora Lo importante es amar a los altares de mi parnaso cinéfilo porque rezuma amor, muerte y cinefilia en todas sus secuencias. Servais Mont (Fabio Testi) es un fotógrafo especializado en extorsiones que se cuela en el rodaje de un hardcore para retratar a su protagonista, Nadine Chevalier (Romy Schneider), otrora una actriz brillante. Sutil y apasionadamente enamorado de ella, se empeñará con Raymond Lapade (Michel Robin), el hampón para el que acaba de dejar de trabajar, en aras de producir subrepticiamente una obra de teatro que devuelva el prestigio perdido a Nadine.
Ni que decir tiene que dicho montaje es una fracaso y Servais, aunque devuelve el dinero a Raymond, será apaleado por sus sicarios. Ya estando medio muerto tras los golpes, Nadine va a su encuentro. El camino ha sido tan largo -y tan hermoso- como el que lleva a la Jeanne (Marika Green) de Pickpocket (1959), la obra maestra del gran Robert Bresson, al encuentro de Michel (Marti LaSalle). Rodada con todo el lirismo que el asunto requiere -son frecuentes los planos cámara en mano-, el tomavistas del gran Zulawski traza un recorrido por un acervo de personajes deshechos, a menudo incluso suicidas. Así se nos muestra a Jacques Chevalier (Jacques Dutronc), el marido cinéfilo de Nadine que colecciona fotos de actrices, su gran deseo es ver todos los Maciste, una de las cosas que más me llamaron la atención en el primer visionado de la cinta. Acabará siendo un asesino de sí mismo en unos mingitorios parisinos. Suicida también será Laurent Mézala (Guy Mairesse), el tipo que vive en una casa literalmente llena de libros. Trasunto del filósofo situacionista Guy Debord, como aquél se matará bebiendo. No sé por qué, la forma en que le sujetan las mandíbulas con la mortaja en la morgue, exactamente igual que harán con el cadáver de Jacques Chevalier, ha ido a recodarme la manera con la que cubren las almohadas con el embozo de la sábana en los hoteles parisinos.
Y por encima de tanto desecho se alza la decadencia de Romy Schneider, sombría y majestuosa, como Baba O'Riley, el tema de los Who. El camino que llevó a esta gran actriz de incorporar a Sissi a ser en la vida real esa mujer destruida a la que aquí representa es, en sí mismo, uno de los asuntos más cautivadores de todo el cine europeo de los años 70. No cabe duda, Lo importante es amar es la película que mejor lo sintetiza. Lástima que aún no haya podido hacerme con La muerte en directo (Betrand Tavernier, 1980), que también apunta maneras. Esa Romy mujer de amor y muerte me seduce. Que otros alaben las comedias románticas con niña bonita.
Publicado el 7 de mayo de 2013 a las 10:15.